Reconocimiento a la Trayectoria

Empiezo por el final, terminaré en el principio. Diana se jubiló, seguramente le sumará horas a cultivar su espíritu, ganará tiempo para viajar, disfrutará de playas casi desiertas, se mezclará con la naturaleza en caminatas infinitas, y se sumergirá en libros apasionantes… lo disfrutará.
Diana toma nuevos rumbos con la tranquilidad de que, en el nuevo edificio, el Laboratorio general de Polímeros está funcionando. Este fue uno más de sus logros en INTEMA, quizás el cierre luego de 38 años en los que gestionó el laboratorio, instaló y re-instaló todos los equipos, vivió casi todas las historias, sufrió con cada equipo que dejó de funcionar y sobrellevó todas las crisis. Ella participó de las tesis de muchos y nos enseñó a todos. En tantos años con Diana hemos compartido, disentido, aprendido, discutido; nos hemos enojado y hemos escuchado sus propuestas para mejorar el trabajo cotidiano. Su compromiso con INTEMA es indiscutible.
La caracterización de polímeros es su campo, ella fue parte del grupo más numeroso del Instituto y vivió la transformación en siete áreas independientes. Diana hizo investigación siempre, se doctoró y participó de cada proyecto al cual la invitaron; también se acercó a la “transferencia” cuando no estaba bien vista. Ella calculó calores en la época en que las áreas se pesaban en hojas de papel milimetrado y una pequeña, acogedora y algo destartalada mesa en medio del Laboratorio sobraba para reunir a todos los becarios de Polímeros. Diana ha estado desde que llegó de Buenos Aires a mediados de los ’80, cuando al INTEMA estaba comenzando.